En la práctica, se trata de un alcohol dulce y aromatizado.
Se utilizan dos métodos para elaborar los licores o cremas:
Por destilación: se obtiene el aroma de la fruta, semillas o plantas destilándolas en el alambique. El destilado o alcoholato así obtenido se mezcla con azúcar. La destilación permite una extracción aromática excepcional.
Por maceración: En ese caso, la fruta o planta se mezcla con alcohol neutro.
La mezcla obtenida se llama INFUSIÓN de fruta; la extracción aromática se realiza por mezcla (maceración-infusión) de la fruta con el alcohol. Para este procedimiento, empleamos fruta fresca en las maceraciones. El azúcar se añade al final del proceso y solo el maestro destilador conoce el secreto de la dosificación, que varía en función de la calidad y la variedad de fruta utilizada. La dosificación desempeña un papel esencial en la calidad del producto final.
Algunos se aventuran a mezclar los procedimientos y podemos obtener así licores de buena calidad a partir de fruta macerada y destilada. (Sin embargo, este procedimiento está básicamente reservado para los iniciados).
¿Qué diferencias hay entonces entre el licor y la crema?
El licor presenta un contenido en azúcar mínimo de 100 gramos por litro
La crema tiene un contenido en azúcar mínimo de 250 gramos por litro, lo que explica por qué las cremas se mezclan en su mayor parte con vino blanco, vino de aguja o champaña (al estilo Kyr).